Ricardo Jimenez, un joven caraqueño que emigró a Madrid como el 99% de los venezolanos, celebró hoy sus tres meses en la capital española. Sin embargo, a pesar del tiempo que lleva allí, sigue sin encontrarse con el primer español en la calle.

“Chamo, yo voy por la calle y lo que escucho es puro ‘vergación’, ‘nagüevoná’ y ‘er diablo’ por todos lados,” explicó Jimenez, quien aún no ha conseguido su primer empleo. “Tal vez fue ingenuo de mi parte, pero cuando llegué tenía ganas de conocer un poco la cultura española, la gastronomía y eso, pero cada tres metros lo que me encuentro es una arepera diferente, y de paso cuestan como 7 euros cada una. Decidí montarme en el metro para ir a un Mercadona, a ver si conseguía un buen jamón serrano o algo. Pero todo lo que escuchaba en el metro era puro acento venezolano, y de repente un ‘hostia, marico’ por ahí, de paso cuando finalmente llegué al Mercadona todo lo que vendían era que si tequeños congelados, Toddy, y chimó”, concluyó Jimenez, sin darse cuenta que finalmente logramos colonizar España.