El día de ayer fue de regocijo para un grupo de niños de tercer grado de la Escuela Revolucionaria Camilo Cienfuegos, ubicada en La Habana. Y es que su maestra les comunicó una buena noticia: el trabajo final de la cátedra de Manualidades de este año será mucho más interesante, en vez de realizar un Ché en papel maché, deberán realizar cédulas venezolanas.

El anuncio de la firma del convenio de cedulación llenó de alegría la tarde de los chiquillos cubanos. «Oye mi hemmano, ésta si es una tremenda noticia, papo. Ya teníamos desde preescolar haciendo el mismo Ché. Además que el Granma es malazo hasta para hacer papel maché. Sólo espero que la profesora de Manualidades no nos haga usar macarrones en la confección de las cédulas: ahí si sería una buena noticia hasta para mi mamá» afirmó Roberto Pedroso, alumno de la escuela, mientras amenazaba a unos niñitos con acusarlos con un comité de defensa de la Revolución si le volvían a decir Robedto.

La profesora Yunielski Pernía, encargada de la cátedra, espera que la inversión de 130 millones de dólares, que beneficiará además a una empresa holandesa, alcance para integrar a las cédulas todas las características de seguridad que ella misma ha diseñado para las cédulas. «Óyeme asere, yo quiero ponerle una escarchita aquí arribita del dibujo, una cosa que sea única, inimitable. Además, incluiremos unas bolitas de papel de colores, que si usted las ve a través de la luz del sol, permitirán ver los colores de la bandera de Venezuela y la de Cuba. Pero además, cada uno de los niñitos va a ponerle aquí por aquí atrás su huellita en témpera: de esta manera el documento estará blindado contra posibles falsificadores. Nuestros hermanos en Venezuela pueden estar seguros que van a tener una identificación a toda prueba, bien moderna y confiable» dijo Yunielski, mientras pagaba en el mercado negro 150 dólares por una caja de fósforos.