El día de ayer, en el transcurso de la semifinal entre España y Alemania, el ex-presidente hondureño Manuel Zelaya casi logra burlar la seguridad de la FIFA para irrumpir en el terreno de juego. “Tengo un año tratando de entrar a Honduras, y la verdad sea dicha, esto se me ha hecho muchísimo más fácil” gritó el mandatario centroamericano, mientras era llevado a rastras por los cuerpos de seguridad.

Una vez en custodia de los cuerpos policiales, Mel Zelaya confesó que su verdadera intención era irrumpir en el juego de Honduras para colarse en los vestuarios y tratar de ingresar a su país inmiscuido en su selección de fútbol. Cuando los policías le dijeron que su país había sido eliminado del Mundial hace ya casi dos semanas el ex Mandatario se rindió ante la evidencia. Uno de los agentes tuvo que enseñarle un calendario de bolsillo, de esos de licorería, que tenía los resultados marcados con bolígrafos.

“No puede ser, el señor que me vendió la entrada afuera me juró que hoy jugaba Honduras. Bien cara que me costó, vale. ¿Será que me estafó? No creo, se veía de lo más decente y amable” dijo Zelaya, mientras se quitaba el sombrero y se rascaba la cabeza. “Ya no se puede creer en nadie. Últimamente me ha pasado mucho, le creo a cualquiera y luego me dejan guindando. ¿Será que nunca voy a aprender?”.

La pronta intervención de los cuerpos diplomáticos logró que Zelaya fuera expulsado del estadio, sin que fueran presentados cargos en su contra. “Mira, ¿y será que si voy al hotel conseguiré a la selección hondureña por ahí todavía?” le preguntó Zelaya a su custodio, quien, haciendo un esfuerzo sobrenatural para no reírse en su cara, apenas alcanzó a negar con la cabeza. La tristeza de Mel duró poco, y apenas se recompuso, amenazó: “Le quiero decir a la OEA, a la FIFA, a Lobo, a todo el mundo: ¡volveré!. No podrán librarse tan fácil de mí” exclamó mientras se retiraba del estadio, arrastrando los pies al son de las vuvuzelas. “¡Ustedes no han visto a Manuel Zelaya arrecho!”.

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