El pasado miércoles, las Fuerzas Armadas egipcias se desplegaron frente al Palacio Militar de su país para celebrar que dentro de un año, tumbarán al próximo Presidente elegido democráticamente.

En una populosa celebración en El Cairo, con música y rayos láser verdes, el pueblo egipcio celebró que en un año volverán a aclamar el derrocamiento de otro gobierno. “Nosotros celebramos nuestro primer año democrático al igual que Latinoamérica: con un Golpe de Estado. Es que estamos muy nuevos en esto de la vida republicana y queremos vivir todas las fases rápido. Primero elecciones, referéndum, golpes de Estado… queremos hacerlo todo de una vez. Es más, si seguimos a este ritmo, haremos los miércoles de Golpe; porque hay que buscarse una distracción para esos días tan ladillas”, exclamó Abasi Neheldy, uno de los manifestantes, quien por alguna razón, celebraba la suspensión de su constitución.

Pero un evidente problema se manifestó a los pocos minutos del Golpe de Estado, nadie quería postularse para el cargo de Presidente. “Luego de la salida de Mubarak y ahora con el Golpe contra Morsi, nadie quiere ser el primer mandatario. Están preguntando en la calle quién quiere postularse, pero nada los atrae; ni siquiera las fortunas fáciles que puede lograr en poco tiempo. Lo que pasa es que todo el pueblo egipcio está claro que en unos meses puede molestarse de nuevo y sacarlo. Es como si fuéramos ministros venezolanos”, manifestó una pequeña mujer que protestaba, que minutos después ya estaba pidiendo por la salida de la junta militar instalada.