En una histórica jornada que viene como resultado de décadas de malas gestiones, negligencia y ricos guisos, la República Bolivariana de Venezuela anunció hoy en un comunicado que se ha convertido en el primer país del mundo en producir fracasos exitosamente. Valga la redundancia. O no.

El documento, el cual tuvo que ser leído 21 veces por nuestro pasante subpagado para verificar que su compresión lectora no fallaba —cosa que suele pasar— dice lo siguiente: «Tras el fallecimiento del último taladro funcional de todo el país, el cual era necesario para la subsistencia de la nación a pesar de ser absurdamente rico en petróleo, nos hemos dado cuenta que –sin falla– hemos generado una cantidad inaudita de fracasos. De verdad, nada de lo que hacemos nos sale bien. Y la mayoría de las veces no es a propósito. Pero ya que el resultado siempre es el mismo, decidimos enfocarnos única y exclusivamente a la producción de fracasos, esta vez a propósito, con todas las intenciones de que sea así. Fracasar y fracasar con miras a exportar fracasos, que se convierta esta industria en nuestra principal fuente de ingresos. Este nuevo plan del país 2020 – ∞ no tiene falla en su lógica. Nos hemos reunido con expertos de todas las áreas y todos nos aseguran que si continuamos por el camino en el que vamos, seguiremos produciendo fracasos hasta que nos quedemos sin creatividad. Es un honor ser pioneros en esta actividad. Esperemos que la comunidad internacional nos siga apoyando de manera mínima para que no se presenten como competencia ante este nuevo reto que asumimos» rezaba el documento, que aseguraba que el plan era a prueba de todo —incluso nosotros mismos— porque si esta industria llegaba a fracasar también, igual podría ser vendida en el extranjero.