Fernando Villa, reposero de una oficina pública en la ciudad de Caracas, amaneció hoy con una duda existencial: la celebración del día del Trabajador… ¿Lo incluye a él también?. Villa, cuya función en la oficina a decir verdad nadie conoce mucho, habló con nosotros y nos hizo llegar sus inquietudes: “Bueno, aquí entre nos, yo llego a la oficina golpe 10:30, 11, pero si llueve o si la doctora salió de viaje o a hacer alguna diligencia ni siquiera voy. Me siento en mi escritorio, juego Solitario y Carta Blanca, reviso mi Facebook, le escribo “mariquitos” o “bobositores pajúos” a dos o tres opositores en Twitter o en Noticiero Digital”.Pero no todo es estar sentado en la computadora, el trabajo de Villa también incluye actividades físicas muy comprometidas: “¡Epa! También me paro a tomar café, se me había olvidado! Cuando hay béisbol, comento el juego con los panas, y si gana el Magallanes imprimimos fotos de leones afeitados y se la ponemos en el puesto a Arteaga y a Pacheco, los caraquistas. Si no hay béisbol, me siento a hablar con Ariana, la secretaria del subdirector. ¡Uff, está demasiado rica! O derepente me pongo a fotocopiarme la cara para chalequear a Roberto, jeje, nada un chiste interno que no vas a entender. En fin, así pasa el tiempo hasta que se hace las 1 y ahí nos vamos a la casa”.
Villa reconoció que “a veces” este ritmo de trabajo lo hace sentir mal, “especialmente cuando nos dan bonos, o cuando cobramos 4 meses de utilidades” pero también afirma que al menos él no es de los que roban engrapadoras o resmas de papel. “¡Qué va, bien lejos con eso! Uno aquí tiene su ética, eso sería feo con la revolución y el proceso”.