El señor Miguel Parra recorrió ayer toda la ciudad de Caracas intentando conseguir efectivo, pero al igual que alguien buscando algo distinto a Los Simpsons en Fox, no lo consiguió. Sin embargo, mientras se comía un perro caliente que logró pagar por punto, fue atraído por unas curiosas esporas provenientes de la papelera del perrero, y al asomarse, fue absorbido por la entrada al Upside Down, en donde tras caminar un par de horas, encontró un cajero sin cola que le dio dinero en efectivo.

Miguel, quién antes de ofrecer su declaración vomitó una babosa, afirmó: “Chamo, estoy contento porque mira… tengo billetes. Eso sí, me costó bastante. Tuve que meterme como en un agujero todo viscoso que era un asco. Luego de eso llegue como a un lugar todo sucio, feo y oscuro, por un momento pensé que estaba en Guatire, pero no, porque no había motorizados. En realidad había llegado a una especie de realidad paralela en donde las cosas eran distintas. Así que dije: ‘sí aquí las cosas son distintas, seguro hay efectivo’ y efectivamente así fue. Tuve que caminar un rato y algunas criaturas me intentaron atacar, pero sin éxito, porque si yo he sobrevivido todos los días en Venezuela, a mí no me va a matar –y me disculpas la expresión– un güevon demodogs. Al final conseguí el cajero, metí la tarjeta y listo, me dio mi plata. De verdad lo recomiendo», sentenció el señor Miguel minutos antes de volver a ir al cajero del Upside Down y darse cuenta que ya tenía cola, buhoneros a los lados y una línea de mototaxis en la esquina.