Buenas tardes, soy la señora Sonia. Al muchachito pasante lo mandaron a contar cada uno de los granos de café que va a moler para sus jefes así que aproveché para pasarle un pañito a este escritorio, que con ese muchacho sentado ahí todo el día nunca me da un chance de hacerlo, y bueno, vi que la compu estaba abierta y la agarré, así que después de revisar el horóscopo, voy a aprovechar para hacer mi propio artículo. ¿Tú has visto el desastre gigante que hay en Morrocoy? Nuestras hermosas playas de Morrocoy —tan bonitas que son, ¿verdad?— destruidas por un derrame, por culpa de esa pila sde sinvergüenzas. No solo eso, sino que el poquito petróleo que podemos sacar, lo botamos. ¡Bien bueno, pues! Debe ser que se pueden dar ese lujo. Debe ser que nos sobra.

¡Claro, debe ser que aquí hay petróleo pa’ tirar pa’l techo! Es que hay tanto en el país que ¿para qué tener varias refinerías si con una es suficiente? ¿No ves como están las calles, las escuelas, los hospitales? ¡Ah, porque es que ahora somos un emirato y a alguien se les olvidó decírnoslo, un país de millonarios! Debe ser que cuando estamos aburridos nos bañamos en ese pegoste negro y hasta nos lo comemos de postre y lo escupimos después. Seguro tiene que haber unas reservas bien escondidas con las que hacen su chanchullo, porque para que haya un derrame así y nadie diga nada o haga algo, imagínate tú lo que tienen pillao’. Tiene que haber algo que ellos sepan y nosotros no. Yo estuve horas y horas haciendo cola para poner gasolina porque me encanta, me fascina, ¿no? Debe ser que yo no tengo más nada que hacer. Pero bueno, los dejo que ahí viene el muchachito este. Sigo en lo mío. Por cierto, pobrecito al que le toque limpiar ese desastre. Y a los vagos esos que nos gobiernan, ¡a ver si se enserian, carajo! Y me perdonan el francés.