El día miércoles los últimos pantalones talla 38 del Presidente Nicolás Maduro dieron su recorrido final que comenzó en la Sala Mayor de la Casa Natal del Libertador Simón Bolívar hasta llegar al Panteón Nacional en un emotivo evento que tuvo como invitados a todo el gobierno nacional.

«Son pantalones de los grandes, que ya no me quedan y que merece estar aquí»

–Nicolás Maduro

En el lugar se encontraban miembros de movimientos de la alta costura, sastres y hasta una que otra mamá que ha puesto parches en el uniforme del colegio de sus hijos para rendir homenaje a tan emblemática pieza de ropa que más nunca será usada. Maduro, quien dijo que se bañó aunque en verdad solo se mojó el cabello, fue el encargado de cerrar el solemne acto con unas palabras de despedida. “Hoy no rendimos honores a un pedazo de tela sino a un trozo de la Revolución. Porque ese pantalón me acompañó en momentos memorables como cuando mi Comandante Supremo Intergaláctico Doble Costura Punto de Cruz me nombró su sucesor, aguantaron manchas de salsa de tomate de perros calientes y además libraron batallas épicas como la ‘Cruzada del Pollo’, en donde se comportaron de manera heroica, porque me comí dos parrillas mar, tierra y aire acompañadas de una ración de arepitas de chocolate con nata y de postres un brazo gitano de pasta de hígado. A pesar de eso, nunca se les salió ningún botón. Son pantalones de los grandes, que ya no me quedan y que merece estar aquí ¡Paz a sus restos!” finalizó el máximo mandatario mientras dejaba caer una lágrima al recordar que había dejado un Pingüinito Marinela en el bolsillo de trasero de uno de los pantalones.