Descubren que Diosdado Cabello es dueño de la fábrica de gorras de Capriles

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Descubren que Diosdado Cabello es dueño de la fábrica de gorras de Capriles

Un periodista que cubre la fuente política destapó hoy un escándalo de dimensiones mayúsculas, que puede hacer tambalear a más de una de las cabezas de los poderes nacionales: la fábrica de las gorras tricolores que usa Capriles Radonski, y que muchos compran en apoyo al candidato, sería propiedad de Diosdado Cabello.

Federico Chacón, periodista de El Universal, fue quien descubrió el esquema, que consistía en una triangulación especulativa que incluiría a Cabello, a Tibisay Lucena, presidenta del CNE, a «Rico», un colombiano que está detrás de los negocios de los buhoneros y al mismísimo Capriles Radonski. “Investigando sobre el asunto de las gorras, descubrí que los papeles constitutivos de una empresa de maletín, llamada Inversiones Diostibiski 2000, SRL, registrada en las Islas Caimán, que se dedica a fabricación de prendas textiles. Resulta que el 50% de las acciones pertenecen, a través de testaferros, a un poderoso grupo económico ligado a Cabello, presidente de la Asamblea Nacional. La otra mitad de las acciones se reparte en partes iguales, también a través de empresas fantasmas y testaferros, entre el ciudadano conocido como Rico y Tibisay Lucena; y al candidato de la MUD le aflojan un realero, el 20% del ingreso bruto” afirmó Chacón, mientras se hacía el pendejo para que nuestro pasante subpagado le pagara el café que se estaban tomando.

Una vez establecidos los personajes involucrados, el trabajo del periodista de investigación se hizo fácil. “Lo demás es bastante sencillo. Capriles usa la gorra, Lucena se la prohíbe, Capriles se pone altanerito y retrechero, Lucena promete sanciones, Chataing y Leonardo Padrón hacen lo suyo, la gente de la oposición se nos pone doña de Altamira, la cosa se hace viral y ¡listo! todos se meten la gran Boloña, una verdadera coordinación maquiavélica. Eso es lo que en el mundillo de las mafias económicas se conoce como ‘hacer un Diosdado’. Una maniobra pseudolegal que se basa en la polémica: todo el mundo se indigna, todos caen, todos terminan comprando un producto que a la vuelta de una semana botan o meten en una gaveta y nadie se da cuenta quien termina llevándose la plata. Una jugada maestra”.

Intentamos contactar a todos los sospechosos de formar parte del esquema, pero ninguno quiso atendernos el teléfono. Solamente Rico, que negó terminantemente estar involucrado en el chanchullo y terminó vendiéndole a nuestro pasante un supuesto video pornográfico de Adrián Guacarán, un tapasol, la bendita gorra tricolor, unos dulcitos de coco, medio kilo de mamones que en realidad eran 250 gramos de mamones y un cargador para celular. “¿Diosdado? ¿Tibisay? No sé de qué me estás hablando. Mejor dicho: te digo la verdad si te llevas dos sobrecitos de vainillina y una solera” comentó Rico, mientras le vendía una cadena de oro de procedencia dudosa a un Policía.

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