Rata termina siendo el único ser vivo que no se enchufó del país

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Rata termina siendo el único ser vivo que no se enchufó del país

Pocas veces una rata se ha sentido tan bien como esta mañana lo hizo la rata Martín, que vive en la ciudad de Caracas, en Plaza Venezuela, justo debajo del puesto de perros calientes del “Pana Franklin”. Esta rata, al conocer que distintas celebridades venezolanas han estado sacándose en cara unos a otros que son enchufados, se sintió completamente limpia y libre de cualquier tipo de culpa.

“Mira, la verdad no sé qué está pasando con la gente hoy, pero esta mañana me levanté para hacer mi recorrido de todos los días: caminar por la plaza, agarrar uno que otro trozo de comida en el suelo, bajar al metro, y como estaba de buen humor decidí darme una vueltica por Sabana Grande; de lo único que hablaba la gente era que si fulano es una rata enchufada, que si el otro es el corrupto, que todos eran enchufados… ¡hasta vi al señor de la panadería acusando a un cliente de que estaba pagando el cachito con divisas del Gobierno! Después vi una muchacha mostrándole a otra por Twitter unos insultos entre artistas que viven en una cosa que se llama Miami, donde se estaban sacando los trapos, porque una que recibió 5 millones de dólares del gobierno, pero que la otra persona supuestamente 100, y otro diciendo que son los empresarios los que se enchufaron a CADIVI, pareciera que todos los venezolanos están metidos en ese paquete, no se salva nadie, ¡hasta al pana Franklin lo quieren meter en eso! Yo, sin entender demasiado, me dí cuenta que el único que está aparentemente limpio y no se ha enchufado soy yo… ah, pero claro: ¡la rata soy yo! Ustedes me ven y me dicen ‘rata de cloaca’ y cosas peores, y fíjate: yo ni siquiera puedo agarrar una carpeta para solicitar nada de eso, mira mis manitos, apenas me dan para agarrar unos panes y traerlos arrastrados a mi pequeña guarida; además, yo le tengo miedo a los enchufes: una vez mi primo Bernardo estaba mojado y se acercó a uno y terminó en una especie de parrilla, servido con yucas y palillos” finalizó Martín, quien salió corriendo al ver que a un señor se le había caído medio pepito (vaya usted a saber pagado con qué dinero).

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