Después de largos meses de espera, el periodista Rafael Poleo sucumbió al sueño y se quedó dormido esperando ese golpe que tanto predijo. “Mire que lindo el doctor, parece un ángel, soñando con su golpecito… sólo espero que no se ponga a roncar, porque ronca como un tigre. Si ronca después no me va a dejar ver Pobre Diabla que está buenísima ” comentó Miriam Gutiérrez, señora que trabaja en la casa de los Poleo.

Miembros de la familia de Poleo nos comentaron que frecuentemente se queda dormido, y que cualquier ruido lo hace despertar violentamente, gritando “¿ya? ¿ya empezó el golpe? ¿comenzó la vaina?” al escuchar el ladrido de un perro, el timbre de la casa o el escape de algún carro que sonaba. “Siempre lo hace. Cuando no hay nada que ver en la tele, nos acercamos hasta el sofá adonde el abuelito hace la siesta y dejamos caer una moneda cerquita. ¡Es demasiado fino!” dijo uno de sus nietos, de 6 años de edad. “Lo hacemos siempre, menos en diciembre. Después no nos da regalos” dijo otro de los chamos.

Debemos recordar que los Poleo son una familia de gran tradición en cuanto a predicciones de golpes respecta. La autobiografía de Rafael Poleo, titulada “¿Quién se ha robado mi golpe?” arroja curiosos datos al respecto: “Mi bisabuelo predijo un golpe al Monagato que nunca llegó, aunque han debido dárselos. Mi abuelo vaticinó el golpe a Guzmán Blanco con una exactitud pasmosa, con un margen de error de apenas 6 meses, lo que estableció un récord en los anales de los Poleo que aún hoy nadie ha podido romper. Ni siquiera mi padre, que si bien anunció varios golpes (fue de los más prolíficos de la familia, predijo un golpe a López Contreras y tres a Medina Angarita) logró un vaticinio tan cercano. Mi hija Patricia, el orgullo de la familia Poleo, ha predicho más de 68 golpes al presidente Chávez, esa no cree en nadie. Ninguno se ha dado todavía, pero yo tengo fe en Patricia” confiesa Poleo en el prólogo del pobremente vendido libro.