Dos años tenía Manuel González (28), un venezolano emigrante en Chile, sin ver a su familia. Por eso estas navidades decidió –y pudo– venir a pasarla con su familia a la que tanto extrañaba. Sin embargo, tan solo media hora después de estar con ellos, se ladilló.

«Lo peor de todo es que no paran de hablar y hacer chiste de unos fulanos animalitos»

–Manuel González

“En serio me hacía demasiada falta la comida de mi mamá, los consejos de mi papá y hasta el baño de mi casa porque nada como la poceta con la que uno creció. Pero qué va, ya quiero volverme a ir ¡Estoy ladillado! Mi hermano de estrenos se puso mi ropa, mi tío sigue insinuando que soy gay porque no traje novia, mis tías no paran de sadiquearme, la abuela ni sabe quién soy y de paso no puedo salir a fumarme un cigarro porque mi vieja no sabe que fumo y más ladilla me da calarme un peo por eso. Ah, y lo peor de todo es que no paran de hablar y hacer chiste de unos fulanos animalitos ¿qué vaina es esa, vale?” sentenció Manuel González mientras le decían que no le habían comprado regalo de navidad porque seguro él afuera tiene de todo.