Correa sobrevive a ruleteo policial

destacadas home

Correa sobrevive a ruleteo policial

Superada la crisis institucional vivida el día de ayer en Ecuador, muchas preguntas comienzan a flotar en el ambiente. ¿Asonada policial? ¿Autogolpe? ¿Golpe de Estado? Fueron las propias fuentes oficiales del gobierno de Ecuador las encargadas de aclarar la situación. El mismísimo mandatario ecuatoriano aclaró que lo que vivió ayer no era una intentona golpista, sino más bien un «ruleteo chimbo” por parte de la policía ecuatoriana.

En rueda de prensa convocada por voceros del gobierno, el Presidente afirmó que jamás olvidaría los sucedido el día de ayer. “El susto que viví fue terrible. Todo empezó en la mañana, cuando iba al palacio de Carondelet. Frente a la Asamblea había una alcabala y ahí comenzó el suplicio» dijo el primer mandatario, mientras volteaba a guiñarse un ojo a sí mismo en un espejo. «Un grupo de policías me detuvo, de manera bastante violenta, y a pesar de que tenía todos mis papeles en regla, comenzaron a pedir dinero, porque tenía una de las luces de cruce traseras malas. «¿Donde están los bonos, mariquito? ¡No me veas la cara, gafo! Con unos bonos arreglamos esto, a menos que quieras que esta bolsita aparezca de casualidad dentro de tu guantera… Ah, ahora no te la das de valentón, ¿no? ¡Fernández, ven para que veas al tipo este, se hizo pipí encima!»

«Me tuvieron un montón de tiempo dentro del carro, esperando. El tipo veía mi identificación, decía algo por la radio, veía la placa de mi carro y se regresaba a la alcabala. Ahí mismo supe que estaban trabajándome, jugando con mi miedo, para que le ofreciera real». El presidente Correa reconoció con un gesto que vivió momentos muy difíciles, ya que nunca quiso dar su brazo a torcer. «Yo no sabía de que bonos me estaban hablando. Me imagino que es que ahora le dicen así al matraqueo. Me empezaron a acosar y amenazaron con tumbarme; por supuesto que yo no cedí. Luego me metieron una burundanga, le dicen ‘algrimógeno’ o algo así: es una droga jodida. Después que me la dieron no podía estar de pie; creo que se asustaron porque se les pasó la mano y me tuvieron que llevar al hospital. Allí los tipos me tenían secuestrado, les ofrecí pasar por un cajero pero nada, les dije que les daba todo lo que tenía ahorrado para una camisa nueva pero nada, no estaban dispuestos a negociar los corruptos esos. Finalmente unos panas me sacaron de ahí a punta de plomo” relató Correa con los ojos aguados, mientras revisaba que la corbata combinaba con el interior que tenía puesto ese día.

PUBLICIDAD